La investigación desarrollada por científicos surcoreanos provee más evidencia de que el consumo de capsaicina, la sustancia que hace picantes a los chiles, logra que se acumule menos grasa en el cuerpo.
No obstante, el estudio va más allá de investigaciones anteriores: explica cómo la capsaicina logra esto y con ello abre el camino hacia nuevas opciones en el desarrollo de estrategias para combatir la obesidad.
La capsaicina es un compuesto que posee la capacidad de causar cambios bioquímicos en nuestro cuerpo.
Además de disminuir la acumulación de tejido graso en el cuerpo, se ha identificado que este compuesto puede inhibir el dolor, tiene poder anticancerígeno y es un buen antioxidante.
Para comprender el efecto de la capsaicina en las grasas, los investigadores de la Universidad Daegu, dirigidos por Jong Won Yun, trabajaron con un grupo de 18 ratas. A todas les dieron la misma dieta alta en grasa.
La diferencia entre las ratas es que algunas, junto con su dieta, recibieron dosis diarias de capsaicina.
El resultado fue el esperado: al cabo de dos semanas, las ratas bajo el tratamiento de capsaicina pesaban, en promedio, 8% menos que sus compañeras. Sin embargo, los científicos fueron más allá: estudiaron la composición de la grasa de estos animales y compararon la expresión de proteínas en esos tejidos adiposos entre unas ratas y las otras.
Su estudio identificó 20 proteínas claves en procesos celulares, como el del metabolismo de las grasas y la conversión de energía, cuya expresión variaba en las ratas que recibieron el tratamiento con capsaicina.
Según señalan en el estudio, publicado en el Journal of Proteome Research, algunas de esas 20 proteínas ya han sido vinculadas a la obesidad en humanos, y las otras deberían ser investigadas para conocer si desempeñan un papel en la acumulación de grasa en el hombre.
El equipo confía en que su mapeo del efecto bioquímico de la capsaicina en los tejidos adiposos podrá contribuir al desarrollo de mecanismos moleculares contra la obesidad.