sábado, 28 de agosto de 2010

Mujeres, cómo no engordar

Andar en bicicleta y caminar rápido son dos ejercicios con muchos beneficios potenciales para las damas, ya que las mujeres que realizan estas actividades parecen engordar menos.

A dichas conclusiones llegó un estudio realizado por la Universidad de Harvard (Estados Unidos). A diferencia del gimnasio, andar en bicicleta podría reemplazar el tiempo que la gente pasa en el auto yendo al trabajo, la escuela o a cumplir el resto de las actividades diarias. La bicicleta podría ser una forma inconciente de hacer ejercicio ya que el objetivo es llegar al lugar de destino y no realizar actividad física, aseguró Anne Lusk, la autora principal.

La obesidad, una epidemia a nivel global, se convirtió en la enfermedad no transmisible más grande del mundo. Este problema creció tanto en los últimos tiempos que incluso afecta a los niños y adolescentes. En todos los casos, este mal es muy peligroso ya que aumenta fuertemente el riesgo de sufrir múltiples enfermedades y problemas de salud, disminuyendo drásticamente la calidad de vida.

Los investigadores se propusieron analizar la eficacia de andar en bicicleta y caminar rápido en la prevención del sobrepeso y la obesidad en las mujeres premenopáusicas.

Ejercicio para el buen peso

Un total de 18.141 mujeres de 25 a 42 años participaron del estudio. El 50% de ellas dedicaban un tiempo a caminar lento, el 39% caminaban rápido y el 48% andaba en bicicleta. Algunas de estas mujeres realizaban ambas actividades en su tiempo libre.

Los investigadores observaron que las damas que andaban en bicicleta o caminaban rápido tenían menos posibilidades de aumentar de peso, aún si solo lo hacían cinco minutos por día. Las mujeres que lo realizaban durante más tiempo evitaban con mayor eficacia los temidos kilos de más. Esta relación beneficiosa se observó tanto en las mujeres con sobrepeso como en las flacas, pero los resultados parecen ser más fuertes en las mujeres con un peso excesivo que en las delgadas, explicaron los autores.

Por el contrario, caminar lentamente no pareció generar un cambio significativo en cuanto al peso de las mujeres.

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