Por tradición o por inercia, muchas veces en la cocina seguimos ciertos mitos como si fuesen verdades reveladas. Es hora de separar la paja del trigo y saber cuáles son ciertos y cuáles son una fantochada. Acá te contamos algunos de los más comunes.
1. No pasa nada si comés un alimento vencido
Falso. La fecha de caducidad indica que, pasado ese día, el producto pierde su calidad y valor nutricional, así que mejor no arriesgarse. Los alimentos no perecederos, como los cereales, granos y pastas secas, escapan a la regla. Si fueron conservados herméticamente cerrados, en un ambiente seco y fresco, deberían estar bien para comer.
2. Nunca hay que descongelar la comida a temperatura ambiente
Verdadero. Si descongelás el bife en la mesada tenés que saber que las bacterias nocivas para la salud se están duplicando cada 20 minutos. La forma más segura de descongelar alimentos es en la heladera, en el microondas o en una bolsa de plástico bajo el chorro de agua fría.
3. No es seguro comer alimentos envasados en latas abolladas
Falso. Mientras la abolladura no haya perforado la lata, no esté ubicada en las costuras, en la tapa o en la base, no es peligroso. Lo que hay que evitar es el consumo de alimentos envasados en latas hinchadas, con protuberancias, oxidadas, o con evidencias de manipuleo descuidado. Si dudás, siempre podés elegir otra.
4. Durante la cocción se evapora todo el alcohol
Falso. Siempre queda un residual. Después de un breve hervor, permanece el 85% del alcohol, tras una hora a fuego lento el 25%, y luego de tres horas, el 5%. Para darte una idea, después de hervir una salsa con alcohol durante 30 minutos, queda 35%.
5. Las sobras deben tirarse después de una semana
Falso. Guardá los saldos y retazos de la cena por tres días, no más. Sobre todo, las carnes, lácteos y jugos de fruta. Pasado ese tiempo, aumenta el crecimiento de microorganismos nocivos para la salud. Si ya sabés que no vas a volver a tocar ese pastel de papa, metélo en el freezer.
6. No se debe guardar los huevos en la puerta de la heladera
Verdadero. Conviene almacenarlos en el envase original y en un estante, para evitar los cambios de temperatura a los que estarían expuestos si estuvieran en la puerta. De esa manera se mantiene la calidad del producto.
7. Rellenar reiteradamente las botellas de agua pude ser perjudicial para la salud
Verdadero. Es un clásico en las oficinas, que casi nadie está dispuesto a admitir. Muchas veces se rellena el botellón de agua del dispenser sin lavarlo adecuadamente, lo que permite la acumulación de bacterias. Antes de hacerlo, conviene enjuagarlo con agua caliente, jabón y cepillo.
8. Los alimentos deben enfriarse antes de ser guardados en la heladera
Verdadero. Conviene dejarlos reposar dos horas, como máximo. El frío ayuda a mantener las cualidades de los alimentos por más tiempo e impide que la mayoría de las bacterias se desarrollen en dosis dañinas. Si guardás algo caliente en la heladera, sube la temperatura y se puede perder la refrigeración de todo lo que tenés adentro.
9. El teflón es cancerígeno
Verdadero y falso. Lo que se sabe hasta ahora es que el teflón, a partir de los 370 grados, libera hasta 15 gases tóxicos, de los cuales dos son de naturaleza cancerígena. ¿Quién pone la sartén a esa temperatura? No sabemos, pero ante la duda podés tomar ciertas precauciones, como ventilar la cocina, descartar las sartenes que tengan el esmaltado rayado, gastado o quemado y evitar dejar la sartén de teflón al fuego por mucho tiempo.
Planeta JOY
jueves, 11 de noviembre de 2010
Cómo crear una súper contraseña
Estamos asistiendo al final de una era, por lo menos en cuanto a la longitud de las contraseñas que nos piden determinadas webs: se acabó la longitud de entre cuatro y ocho caracteres.
Así lo asegura un estudio de la Universidad Georgia Tech, en el que se advierte de que los hackers pueden descubrir las contraseñas de ocho caracteres en tan sólo 2 horas, mientras que tardarían cerca de 18.000 años en descubrir un password de doce caracteres.
Ese mismo artículo científico asevera que todas las webs que actualmente piden contraseña para entrar deberían exigir que tuvieran esa longitud mínima.
¿Y por qué 12 y no 11?
Un hacker, mediante sofisticados programas, es capaz de intentar entrar en una cuenta de correo realizando ataques de un trillón de combinaciones de caracteres (letras, números y símbolos) por segundo. Es decir, tardaría 180 años en descubrir encontrar la clave de 11 caracteres. Está cantidad de tiempo necesaria para conseguir entrar en una cuenta protegida por una contraseña de 12 caracteres se multiplica hasta los 18 milenios que comentábamos antes.
Los expertos de esta universidad de Estados Unidos recomiendan que para poder llenar esos 12 caracteres, los usuarios utilicen frases completas. Por ejemplo: micasabonita aunque suene al lenguaje que usan los indios en las películas del oeste, "llena" la cantidad de caracteres recomendados.
También se recomienda el uso de símbolos especiales, siempre que la web lo permita, como "º:?¿.ç?ƒ@™?œß".
¿Una contraseña o mejor varias?
Otra cuestión es la de si utilizar o no la misma contraseña para diferentes sitios. Aunque tengamos una súper contraseña de 12 caracteres, repleta de símbolos extraños, si la utilizamos en varias webs a la vez (por ejemplo, que nuestra contraseña sea la misma para nuestra cuenta de correo, nuestro perfil en Facebook y nuestra cuenta en Twitter) corremos el riesgo de que uno de estos sitios web sea atacado y los hackers tengan en su poder nuestra contraseña.
Siguiendo nuestro rastro (simplemente comprobando si nos hemos dado de alta con la misma cuenta de correo electrónico en varias páginas), usarla en multitud de sitios. Así que lo más recomendable es utilizar una contraseña diferente en cada web.
¿Cómo recordar?
Esto genera otro problema: ¿Cómo nos acordamos de todos los passwords? Difícil pregunta, con diferentes respuestas. Si las escribimos y guardamos en un documento de Word, por ejemplo, corremos el riesgo de que alguien acceda a nuestro ordenador y nos robe tan preciado archivo.
En los últimos años, han aflorado programas como Password Safe en la que se pueden escribir todas nuestras contraseñas, y protegerlas con un password maestro. El problema es que este tipo de programas, a pesar de que sus creadores aseguren que son 100 % seguros, son el primer objetivo de los hackers de todo el mundo, ya que saben que ahí se está guardando miles de contraseñas.
Así lo asegura un estudio de la Universidad Georgia Tech, en el que se advierte de que los hackers pueden descubrir las contraseñas de ocho caracteres en tan sólo 2 horas, mientras que tardarían cerca de 18.000 años en descubrir un password de doce caracteres.
Ese mismo artículo científico asevera que todas las webs que actualmente piden contraseña para entrar deberían exigir que tuvieran esa longitud mínima.
¿Y por qué 12 y no 11?
Un hacker, mediante sofisticados programas, es capaz de intentar entrar en una cuenta de correo realizando ataques de un trillón de combinaciones de caracteres (letras, números y símbolos) por segundo. Es decir, tardaría 180 años en descubrir encontrar la clave de 11 caracteres. Está cantidad de tiempo necesaria para conseguir entrar en una cuenta protegida por una contraseña de 12 caracteres se multiplica hasta los 18 milenios que comentábamos antes.
Los expertos de esta universidad de Estados Unidos recomiendan que para poder llenar esos 12 caracteres, los usuarios utilicen frases completas. Por ejemplo: micasabonita aunque suene al lenguaje que usan los indios en las películas del oeste, "llena" la cantidad de caracteres recomendados.
También se recomienda el uso de símbolos especiales, siempre que la web lo permita, como "º:?¿.ç?ƒ@™?œß".
¿Una contraseña o mejor varias?
Otra cuestión es la de si utilizar o no la misma contraseña para diferentes sitios. Aunque tengamos una súper contraseña de 12 caracteres, repleta de símbolos extraños, si la utilizamos en varias webs a la vez (por ejemplo, que nuestra contraseña sea la misma para nuestra cuenta de correo, nuestro perfil en Facebook y nuestra cuenta en Twitter) corremos el riesgo de que uno de estos sitios web sea atacado y los hackers tengan en su poder nuestra contraseña.
Siguiendo nuestro rastro (simplemente comprobando si nos hemos dado de alta con la misma cuenta de correo electrónico en varias páginas), usarla en multitud de sitios. Así que lo más recomendable es utilizar una contraseña diferente en cada web.
¿Cómo recordar?
Esto genera otro problema: ¿Cómo nos acordamos de todos los passwords? Difícil pregunta, con diferentes respuestas. Si las escribimos y guardamos en un documento de Word, por ejemplo, corremos el riesgo de que alguien acceda a nuestro ordenador y nos robe tan preciado archivo.
En los últimos años, han aflorado programas como Password Safe en la que se pueden escribir todas nuestras contraseñas, y protegerlas con un password maestro. El problema es que este tipo de programas, a pesar de que sus creadores aseguren que son 100 % seguros, son el primer objetivo de los hackers de todo el mundo, ya que saben que ahí se está guardando miles de contraseñas.
Néstor Parrondo - Yahoo!
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