EL ADIOS DE BENEDETTI Y LA SUERTE DE LOS CRONISTAS DEPORTIVOS
Cerca los suyos y lejos de los cronistas deportivos, ha fallecido a los 88 calendarios en su casa de Montevideo el consagrado escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti.
Para muchos, el duelo universal en las letras y la ocasional referencia a aquel gremio bien pueden rayar en el campo de lo absurdo, de lo incoherente. Solo que si se le mira en detalle, gracias los muchos matices humanos que ofrece la causa de ser un redactor deportivo en Colombia, es bastante factible que ello pudiera inspirar a Benedetti a fundar, a partir de ellos, una de sus proverbiales historias cargadas de originalidad y de paradoja.
Se sabe por experiencia que abundan como un flagelo moderno aquellos periodistas deportivos capaces de especular con la posibilidad de que Benedetti hubiese sido un futbolista o un entrenador uruguayo y, por supuesto, resulta evidente que andan lejos de saber, por ejemplo y para sus embelecos futboleros, que tan brillante pluma deja entre su enorme legado un cuento llamado Puntero Izquierdo, escrito en 1954.
Estas observaciones vienen al caso cuando el gremio de los deportivos, para llamarlos a secas, se desdibuja como tal, a fuerza de su carencia de rigor, de su falta extrema de investigar, particularmente de leer, que es ilustrarse, mientras, por el contrario, pretenden exhibirse como autoridades en la materia que debieran con creces sustentar, y de la que, sin embargo, asumen posiciones de dogma, cuando en verdad viven inmersos en el cosmos de la mayor banalidad, bajo el imperio de la ignorancia ramplona.
Un espacio televisivo dominical vespertino bajo los auspicios de dos entes, que en el fondo lo son en el mero significado del cero a la izquierda, Coldeportes y la Acord, programa que talvez ni siquiera sintonizan sus propios realizadores, proyecta de cuerpo entero, con la fidelidad de un procedimiento por scanner, la triste y abyecta realidad en que se hallan sumidos dirigentes y cronistas del deporte nacional. Sin duda, una alianza macabra y perniciosa entre un Estado corrupto e incompetente y los jerarcas de un periodismo deportivo incapaz de fiscalizarlo y denunciarlo.
Con seguridad, el infortunado espacio no es motivo de comentario ninguno entre los expertos en TV no solo por su merecido posicionamiento en un canal estatal, de veras, por suerte para la teleaudiencia, sino por la flaqueza de sus contenidos, que apenas avizoran las carencias inherentes a factores como el productivo, del material editado, los criterios de las entrevistas, etc., que ponen de presente la mentalidad no superada del cualquier cosa sirve para rellenar este programa.
El presentador, que por cierto es lo menos prescindible entre tantos males juntos, y aunque se le abona el esfuerzo, es de todas formas el mismo, ampliamente reiterado en otros espacios deportivos del Estado y del sector privado. En cuanto a las voces en off, el panorama es igualmente desalentador. Al parecer, cualquier voluntario de emergencia es llamado a lectura de los informes. Es de creer que el celador, la empleada de los tintos o la aseadora de turno suplen la presencia requerida de un verdadero profesional de la voz.
En fin, produce grima y desasosiego de televidente observar a los mismos de ayer, los cronistas deportivos, hoy con las mismas de siempre. Solo que ya bajo los efectos del tiempo que nada perdona.
Son precisa y objetivamente vistos, aquellos, como ahora tanto se pontifica en el golf con motivo de los triunfos de Camilo Villegas, que no pasaron el corte, en este caso de su propia historia. Son los protagonistas de la sombras, que en la meta de una carrera de ciclismo o de un evento de multitudes salen de la penumbra para disputarse sin sonrojo entre ellos mismos, e incluso con los aficionados, las gorras o las camisetas gratuitas que reparten los patrocinadores de un certamen, los mismos que intrigan por una boleta o se codean por alcanzar un puesto a manteles.
En medio de este estado de cosas, apenas esbozado ahora, y con semejantes conductas sociales, no cabe imaginar su calidad de anfitriones dizque del futuro congreso internacional de los periodistas deportivos en la capital promovido por la Acord, evento que a no dudarlo debe entregar a los de casa el trofeo al mayor oso que pueda imaginarse.
En fin, no ha vivido el inefable maestro Benedetti para contar historias y destinos de este talante… A lo mejor, de pena y de dolor, no hubiese coronado los 88 almanaques tan reconocidos en el mundo de la cultura… tan ajeno por naturaleza a este gremio.
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lunes, 18 de mayo de 2009
lunes, 11 de agosto de 2008
Árbitros: ¿Según el color?
Los árbitros favorecen a los equipos vestidos de rojo de forma inconsciente. Los
investigadores afirman que deben seguir estudiando los efectos de los colores.
investigadores afirman que deben seguir estudiando los efectos de los colores.
WASHINGTON. (AFP)- Los árbitro y jueces favorecen inconscientemente los equipos deportivos que visten de rojo, según ha afirmado un estudio publicado en la revista Psychological Science.
"Elegir un uniforme de color rojo en un deporte de competición puede afectar a la capacidad de decisión rápida de un juez y favorecer un partido", afirman los psicólogos Norbert Hageman, Bernd Strauss y Jan Leibing, autores del estudio, de la Universidad de Münster en Alemania.
Los investigadores hicieron la prueba con 42 jueces de taekwondo, a los que les pusieron vídeos de combates en los que uno de los adversarios se distinguía por una marca roja y el otro por una marca azul.
Los jueces debían calificar la actuación de los dos luchadores después de la visualización. Después, se les mostraba un segundo combate en el que, mediante un trucaje del vídeo, el color del uniforme se había invertido.
El luchador vestido de rojo y anteriormente de azul se veía de repente con un 13% más de puntuación de media, según los investigadores. Ellos han observado, sin embargo, que las decisiones de los jueces ante un uniforme rojo "hacían inclinar la balanza" cuando los atletas eran de un nivel próximo, y que tenía poca influencia cuando un adversario era claramente superior.
"Aunque hace falta continuar la investigación -especialmente sobre los efectos de los colores-, nuestros resultados preconizan un cambio de las reglas, o bien que los jueces sean 'ayudados' por alguna herramienta electrónica para los deportes en los que el color del uniforme pueda ser un problema", concluye el estudio.
Publicado por la Revista 'PSYCHOLOGICAL SCIENCE'
sábado, 31 de marzo de 2007
AHI ESTÁN, ESOS SON...

¿El origen? No se discute, pues compromete a quienes encarnan la generación del odio, del ego más allá de las estrellas y del poder al precio que sea. Los violentos que posan de hinchas. El mundo distinto al suyo no existe o, de pronto, resulta inferior. Su dios fundamental son los patrones mal copiados de sociedades violentas y consumistas.
Uno de sus delirios más recurrentes está en los decibeles extremos de la cotidianidad: ya en lo que conciben como música, ya en el tono desaforado del lenguaje verbal -porque en el escrito a duras penas rasguñan su firma o su alias-, ya en sus cánticos monocordes, ya en el alarido de ला víctima apuñalada, ya en el fogonazo de sus armas, que esgrimen y descargan a su antojo o por el simple reflejo natural de su condición suprema.
Redunda decir que en su ocio proverbial son devotos de los juegos de maquinitas, de los corrillos en las esquinas del barrio, del puño y la patada en la broma, del piropo con alusiones sexuales crudas, de los cigarros armados con sustancias sicotrópicas, del licor por galones. Son omnímodos y descreídos, su única y verdadera razón de vida son ellos mismos a su manera
Abarrotan los estadios para oficiar unos cultos que son una especie de argamasa entre la coreografía castrense, lo bufonesco, lo demoníaco y lo ridículo y peligroso de subir y bajar las gradas en tumulto, o lo estúpido de ponerse a saltar hasta el desplome de la tribuna, para festejar lo que nunca ven. Respiran irremediablemente convencidos de que son parte dizque del espectáculo del fútbol, al cabo del cual alcanzan el éxtasis saliendo en manada a pulverizar vitrinas y a saquear el comercio vecino... ¡inclusive porque su equipo ganó por goleada!

viernes, 30 de marzo de 2007
¡MÁS QUE COMPASION POR MARADONA!

El caso del archifamoso y no menos controvertido astro del balón hace imperativo que cada hombre y cada mujer sobre el planeta aprendan y enseñen para la posteridad que los gobiernos con su indiferencia y corrupción, junto con aquellos sujetos que golpean más duro en la barra del bar, los mismos que hacen ostentación de sus divas de oportunidad -¿cuánto tienes, cuánto vales?-, inevitablemente fanáticos del gusto más ramplón, narcisistas, símbolo de la peor extravagancia, dementes violentos en todas sus manifestaciones y conductas, son los principales responsables de la más espantosa historia de sangre y desolación de nuestros tiempos, cual es el desafío planteado por el Imperio de las Drogas.
Por lo mismo, ¡tengamos compasión por Maradona y por sus miles de millones de adictos, que de los medios de comunicación no merecen una línea, una voz ni una imagen alusiva a su infierno! Pero, ¡atención!, no nos quedemos ahí en el discurso, en la oratoria, en la letra muerta o en el asombro pasivo. Mucha agua ha pasado bajo el puente desde cuando algún perverso con proyección de lucro se dio a la tarea de inocularle a la humanidad el veneno que hoy la postra.
Antes de que esta peste que azota lo social, direcciona y monopoliza en lo económico y pervierte lo político siga su olímpico derrotero, también pasemos la voz para que la gente, ¡toda la gente!, entienda que ahora mismo es preciso iniciar -basta el primer paso, ser consciente- la revolución contra el consumo de estupefacientes, pero también, contra todo aquello que contribuya a tratar de imitar a estos macabros personajes, ya porque tienen yates y autos costosos, mansiones forradas en mármol de Carrara y en oro, mujeres dignas de portada en Play Boy o fortunas intangibles. Pero de ahí no pasarán, pues están condenados a la existtencia clandestina, incluso a pesar de que sus pintas de venidos a más siempre los delatan!
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